El momento está por existir. Sin
pasado material, más que como cache como lastre. Mi absurda memoria que sólo
almacena lo malo. Algo falla, en esta patética pseudo existencia. El terror
acecha tu televisor, y sería tan fácil perderme en el anonimato y perder la
partida. Hay demasiado en juego. Centrémonos, la neurona que lucha por sobrevivir
en mi cerebro, pobre, sufre de soledad. He pagado mil veces la deuda. De eso se
trata la vida. El ratoncito Pérez no hace caso a mi bote con todas mis raíces arrancadas
conservadas en alcohol. Empiezo a sacar cuentas, lo malo es que sacar cuentas
lleva toda una vida y al final te pueden dar positivo o negativo. Que jodido calor. Nada es lo que parece. He
hablado con tu mente, y hemos hecho migas. Silencios en los que vi morir los
años. Saber que nadie me leerá me llena de libertad. Participante, jurado,
público y premio. La existencia no es más que una paja mental. Os dejo algo de
música.
¿Quién va a hacer las preguntas
inadecuadas? Todos permanecieron en silencio. Mientras en el otro extremo del poblado
nacía un muchacho con el alma envenenada.
¿Su sufrimiento se lo llevaría el
silencio, al final? Se preguntaba al lado del rio, el muchacho que nació con la
alegría del telegrama de un suicida, una
noche al cabo de 34 primaveras en que aún nadie había hecho las preguntas
inadecuadas y que los antiguos habían profetizado. La tradición decía que todos
podíamos hacerle una pregunta a dios y que la respuesta te daría la pista del
camino a seguir. Pero eso era sólo una leyenda. Aunque muchos la pronunciaban
justo antes de morir, aunque siempre se habían reído de la historia. Es curioso
el miedo, miedo a vivir, miedo a morir. La noche lo acompañaba, los animales
mutantes del bosque, y el sonido del agua intoxicada que recorría los
riachuelos de lo que un día se llamó el Pirineo. Hoy las sombras de lo que pudo
haber sido se han convertido en el día a día, y la ley del más fuerte, los ha
convertido en bestias. El instinto, lo que nunca nadie imagino es que la plaga
que arrasaría la población sería una enfermedad psiquiátrica, ¿tanto lo
complicamos todo? Pero hoy el superviviente F-34 está pensando, acerca de la
pregunta a realizar. Dicen que llegará la pregunta inadecuada que liberará a
toda humanidad y la verdad nos será revelada.
El
entorno se tornaba hostil por momentos, pero estaba lo suficiente a
gusto conmigo mismo como para aislarme. La primera actriz de mi
pequeña película, se desnuda en mi cama cada noche. Para dar cuerpo
a mi soledad. Encontrar un salvavidas, es posible? La magia que emana
la espontaneidad del instinto puro sin dobleces, que incluso cuando
miente te dice que miente. Libros abiertos flotando en una piscina
alrededor de su propio cadáver. Los trucos más usados no suelen
fallar. Decía mi padre, pero a él al final, y sabemos que lo que
cuenta es el final, le salieron todos mal. Encontrar un salvavidas,
es posible? Lo es. Hoy me he encontrado con unas respuestas tan
incoherentes como mi forma de ver el mundo. Y me sentí acogido.
Joder, mierda, esto no tiene que suceder. Asenav, de que afluente
provienes? Yo provengo del dolor de muchas almas que claman venganza.
Respeto, la muestra de respeto, da sentido a las relaciones humanas,
lo que nos hace humanos. Asi que Asenav, estoy aquí Sitting on the
dock of the bay esperandote.
La muerte
es el único conocimiento que no te pueden enseñar, lo tienes que
aprender tú mismo.
Incandescente
luchador de fondo, que nunca llega a tocarlo. Deteriorarse y sufrir.
El morir de un árbol de viejo. Lo prescindibles que somos, en
virtud de mundos dorados. No lograré doblar aquella esquina que
nunca llega. Así que no preguntes por quién doblo las esquinas,
porque las doblo por ti. ¿Los señuelos no os atraparon, pequeño
Samuel?
Samuel
soltó el pequeño fanzine de inmediato, fue un gesto reflejo, no
tanto por lo que leía sino por lo que sentía.
Israel
vino solo, como de costumbre, venía vestido como un chico, buscando
problemas.
Lo que
quiero es existir, se dijo impacientándose en la cola de los sorteos
de pisos protegidos. Soy la miseria que flota en tu piscina. Y me
consideran gente privilegiada, algunos idiotas que no entienden nada.
Ceno jamón con Piña los viernes, mal crío a mi perro, y no podría
tener un hijo. El tiempo me lo arrebató, ganó la partida. Piezas
que encajan súbitamente dejándonos en la duda.
Puedo
inventar mentiras que me suavicen esta angustia que me corroe, pero
nunca me convencen del todo. Hasta que llegue la mentira final. Los
secretos de alcoba que comparto con las sombras en las que me
escondo, nunca evitan que el baso rebose. Imagino razones para forzar
mi mente a cruzar la fina línea que pone distancia frente a mi
mismo. Y no temas, te dedico siempre un pensamiento antes de
desaparecer cada noche en el mundo de la libertad, en el mundo de los
sueños. Mi despertar es tan súbito que la sensación de continuidad
me hunde en la ciénaga de la tristeza. No estamos aquí para
perdurar, así que reparte las cartas y calla. Camino intentado
borrar mi rastro, mientras un Pepito Grillo, deteriorado y herido, va
dejando migas de pan tras de mí. No temas, aún pienso en ti,
mientras me asfixio en un cubo de cristal sin orificios, cada vez más
lleno de humo. Los malos hábitos deben ser corregidos, pero llego
siempre tarde.
Buscándote entre las losas
cubiertas por la escarcha, aquella fría mañana por el jardín de mármol. Un gato
negro jugaba, entrecruzándose por mis pies,mientras el viento soplaba una letanía de recuerdos en mi pensamiento,
medio oculto tras un ceño fruncido por unas arrugas precoces. Mis torpes pasos
delataban mi cansancio y los tuyos los había borrado el tiempo. Pero sabía que
te encontraría tarde o temprano. Un
extraño sopor helaba mi conciencia que poco a poco se iba deteniendo, para caer
rendida bajo la sombra de un ciprés, mientras, la escarcha, empezaba a hacerse
agua, como frías lágrimas de aquel paisaje, testigo mudo de mi búsqueda.
Soñé que una mano me pasaba
una nota, yo la desplegaba y al leer el mensaje, me desmayaba sobre un suelo de
baldosas amarillas. Entonces cobraba conciencia de que estaba en un hospital.
Luchaban por reanimarme, pero yo estaba demasiado ocupado sosteniendo un peso
mayor que el del universo. Y pensé; te encontré.
Desperté algo
aturdido,y me levanté, cansado de
buscar, decidí romper la baraja y empezaruna nueva. Todos los jugadores sonrieron. Y me dirigí hacia la puerta
principal, el sol prometía un día radiante.
Justo antes de salir, me di
media vuelta, y corriendo volví al ciprés que me había visto morir. Y con una
navaja grabé en el tronco mis iniciales y un epitafio.
Realidad puta que entra de
puntillas rompiendo la oscuridad para susurrarte al oído con su aterciopelada
voz de whisky que el último baile está por empezar y que aún tiene ganas de
follar. Sonríes mientras dejas caer una lágrima de bebe, y te preguntas cuanto
tiempo debes haber permanecido muerto, sabiendo que no hallaras respuesta
intentas incorporarte, pero el cuerpo no responde. Y en el cristal de una
ventana de tu mente, una niña de ojos rasgados da golpes y te pregunta: ¿me
puedo hacer una fotografía contigo? El tiempo tiene un extraño modo de devolverte
la última jugada. Un olor a madera quemada lo invade todo, ¿se habrá declarado
la guerra? Implosión de una paz que nunca existió y juguetes en una bañera. El
cristalse rompe, un flash te ciega. El
último tema suena muy triste pero: “¿Qué demonios?, ¡vamos a bailar!”, dice la Realidad
puta abalanzándose sobre ti. La madera vuelve a arder mientras la bañera rebosa
y los juguetes se desploman pesados como toda una vida por la oscuridad. Y una
voz proveniente de todas partes te dice: “Despierta o no despertaras jamás.”
Mis alas pliegan la noche
cuando salto desde la séptima planta. Susurros que se atrabancan cuando mi
lengua alcanza tu lóbulo. Pequeños detalles de una caída programada. Dos horas
acariciando tu cuerpo y quince minutos observando la calle hasta que no pasase
nadie. Las lágrimas que no vertiste son la recompensa al secreto que nunca
conseguiste arrancarme. Pasos adelante para una marcha atrás. Besos de
despedida que nunca imaginaste. Bésame otra vez. Y en el móvil sonaba nuestra
canción, mi última canción. Gemidos compartidos que llevarse lejos, sabor a ti
que nunca perecerá.